lunes, 13 de julio de 2009

TERESA DE ÁVILA (4 de 6)

Alexiis y Sergio, 12 de julio de 2009

SERGIO: Mientras mis queridas hermanas hablaban, había entablado un apequeña charla con Sergio. Pero quiero presentarme primero, Yo Soy TERESA DE ÁVILA. También estoy aquí presente mientras presenciaba y escuchaba lo que mis hermanas estaban comentando. Mi aporte está dirigido hacia el mismo elemento que todas indican.

Respira más profundo, Sergio.

Todas llevamos a lo mismo, estamos comunicando hacia el mismo punto. Recién yo le mostraba a Sergio la imagen de una tarea muy hermosa que estuvo haciendo en la Tierra María Teresa de Calcutta.

Ahora, lo que yo quiero comentar tiene que ver con dos aspectos: uno con éste, el de amar al otro, inclusive a aquellos que están en situaciones terribles, que tanto rechazo genera de manera inmediata a quién los encuentra. Pero en realidad es el miedo el que se está manifestando ahí.

Si ustedes toman en cuenta que es el miedo, acepten que les da miedo eso que ven, pero pasen por encima de ese miedo. Den ese salto de garrocha que le mostraba Marie Curie a Sergio; salten por ese miedo, aceptándolo primero, pero luego de eso miren en ese otro ser que está en esas condiciones. Hónrenlo desde sus corazones porque está haciendo una experiencia que eligió hacerla de esa manera. Ese es el primer paso.

Luego viene poder acercarse a ese ser, si es que logran vencer ese miedo, y brindarle una mano, la que sea. Por más pequeña que sea, allí se produce un encuentro de dos, que es el encuentro del uno otra vez. Es el encuentro con esa totalidad. Llevemos la bondad, llevemos el amor, llevemos esa gracia, porque está en todos.

Pero tenemos que llevarla a cada uno, ponerla de manifiesto. ¿De qué sirve que se la guarden para ustedes, para los que aman cerquita de ustedes? La humanidad está hambrienta de amor, hambrienta de luz, hambrienta de bondad,; hambrienta de ser tomada y abrazada. Hambrienta de ser incorporada en su sombra pero también en su luz, en esa unión.

A mí, que me tocó, o mejor dicho, yo elegí venir a esta Tierra hace ya mucho tiempo, también tuve enormes visiones de la esencia. Yo también he estado –para quienes conocen un poco lo que fue ésa, mí manifestación en la Tierra- más allá de que estuve en claustros y que fui una mujer dedicada a Dios, desde lo que en esa época significaba dedicarse a Dios, el Creador vino a mí a través de sus hijos con aspectos diferentes.

Yo también estuve, como lo decía recién María Teresa de Calcutta, en contacto con estos seres. Seres de profundo amor, seres maravillosos que están próximos a manifestarse nuevamente. Claro, entonces me sorprendió muchísimo, pero el nivel de amor que manifiesta es tan grande, es tan, tan grande, que a pesar del impacto de esa impresión primera de un aspecto físico totalmente distinto al humano, fue encontrar ese punto de amor, esa irradiación que nos hermana, que nos encuentra, que nos hace reconocernos el uno en el otro, que en formas y aspectos físicos distintos de lo que en esencia está nuevamente esa unidad.

Yo lo que les sugiero es ponerse a practicar este salto de garrocha, porque el ejemplo es muy claro. El de saltar por sobre nuestra limitación, nuestro miedo y animarnos a ver, a percibir qué hay más allá.

Alexiis le preguntaba a Sergio hasta dónde llegaba su coraje. Ahora esa pregunta va hacia ustedes: ¿hasta dónde llega su coraje para poder llevar a manifestación lo que cada uno ya siente que tiene para manifestar. No hay que esperar nada mas, no hay que esperar ningún mensaje nuevo, ni tampoco que nadie les diga qué hay que hacer. Cada una y cada uno de ustedes que me está escuchando o leyendo en su interior sabe qué hacer. Entonces, pónganlo en manifestación, encuéntrense desde ese lugar y desde ahí irradien, sean esos faros que tan claramente lo relata Kryon; ¡sean eso faros, sean esas luces, esas manifestaciones! Adonde vayan manifiesten ese amor, manifiesten esa luz. Peguen el salto, vayan más allá de eso, lleven su coraje hasta el límite que ustedes saben, para encontrarse con esa totalidad a la que sé que muchos de ustedes temen, pero esa grandiosidad les corresponde y les pertenece. Entonces, reclámenla, pidan la asistencia y encuéntrense en ese lugar. Tiéndanle la mano al otro, y cuando digo la mano, no es sólo la mano física: es la mano del corazón, la mano de la bondad, es la mano de esa compasión que todos nosotros somos y podemos manifestar.

Ése, es el aporte que quería darles. Los saludo, los bendigo, los envuelvo en mí amor que es el mismo amor que está también en cada uno de estos seres que hoy se están comunicando con ustedes. Yo Soy TERESA DE ÁVILA.

Nota: Continúa (5 de 6)
Ver Biografía en; http://wayran.blogspot.com

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