3 de diciembre, 2009
Buenos días amados Maestros, son las ocho y veinte y realmente no me dí cuenta que era un llamado, creí que me estaba poniendo nerviosa, etc., etc. Y justo viene el campanilleo, muy bien, acá me presento encantada de recibirlos en este día lleno de sol, lindo día. Quedo esperando. . . .
He visto la señal típica de un ángel, ¿Celestina, eres tú?
Sí Alexiis, soy tu ángel guardián. Es necesario, tanto se te ha dicho, es necesario que recuperes tu pleno poderío, tu pleno – como ustedes dicen – empoderamiento.
No puede ser que estés intranquila, hoy has amanecido bien y no por cosas que pasan en la 3-D, por ejemplo la inundación de tu baño, eso te desequilibre.
Lo que estabas sintiendo era la energía mía, estabas sintiendo que quería hablarte, pero ni se te ocurrió, sino que enseguida pensaste, ‘ay, otra vez me están agarrando los nervios’. Deja de lado esos nervios, esos nervios tienen que volver a su cauce normal. El ser humano necesita los nervios, pero tienen que estar a disposición del cuerpo físico cuando hace falta y a vos en este momento te superan y esto no puede ser.
No puede ser ni para vos ni para nadie. Yo sé que lamentablemente en este momento la humanidad toda está pasando por momentos de gran alteración, de gran descontento porque pasa esto, aquello y lo de más allá. Tienes que superarlo, tienes que salir de eso y tienes que estar firme en tu posición.
Simplemente esto te quiero decir esto esta mañana. Todos, todos y cada uno tiene que afirmarse en su posición y tiene que ver más allá del panorama visible de la 3-D. Ustedes ya tienen que estar en condiciones de abarcar un cuadro mayor y eso es lo importante, eso es lo que he querido venir a decir.
Te envuelvo como siempre con todo mi amor, y siempre estoy a tu lado. Soy CELESTINA, tu ángel guardián.
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