lunes, 24 de agosto de 2009

SANACIÓN de CHINA

Azton, 22 de agosto de 2009

Nota: si van a asociarse a esta sanación, previamente protéjanse adecuadamente, y llamen al Arcángel Miguel para su apoyo.

AZTON: Buenas tardes, Maestras y Maestros. Aquí estamos, Alexiis y Azton, respondiendo a la convocatoria de la limpieza y sanación de China. Sabemos que junto a nosotros se encuentran muchos trabajadores de la luz, que desde sus distintos puntos de origen están sintonizándose en su intención, enviando amor y luz para este proceso que va a llevarse adelante.

Invocamos a todos los Maestros y las Maestras de luz, para que nos envuelvan en la energía de protección electrónica que nos torne invencibles e invisibles a toda energía inferior a la luz. Quedamos aquí, esperando vuestra comunicación.

clip_image002 Buenas tardes, hijo mío, buenas tardes, hija mía; buenas tardes a todas las hijas y todos los hijos que hoy están aquí, reuniéndose. Yo soy KWAN YIN, y en primer término quiero –reverenciando vuestra luz, que es la luz del Uno- agradeceros esta posibilidad de unir las energías de ambos lados del velo, manifestando esa unidad con el propósito luminoso, amoroso, misericordioso y de profunda compasión, pero con toda la presencia que cada uno es. La presencia invencible de la luz ante la cual toda oscuridad retrocede, toda oscuridad desaparece.

Respiren profundo, y en esa respiración les pido que pongan la intención de ubicarse sobre la ciudad de Beijing. Ustedes se encuentran en el Templo central de la Misericordia y la Compasión; yo soy delante de ustedes.

Quiero que pongan atención en vuestros pies, donde se encuentra un loto de pétalos violeta, pues yo soy quien ha sido la chohan del Séptimo Rayo; en esta tarea yo voy a valerme de él para transmutar toda energía que hoy se ha dispuesto divinamente liberar de esta porción del mundo.

clip_image004 Perciban cómo sus pétalos de luz violeta proceden a abrazarlos todo a vuestro alrededor, y permítanme vestir a cada uno de ustedes con un qipao. El mismo está hecho con un único hilo de luz, similar a la seda. Con él van a vestirse, permítanme que yo los asita en esa tarea. Perciban el color rojo intenso de este qipao. A ambos costados de la solapas de esta vestimenta están bordados dos dragones en hilos de oro. Cíñanse el qipao, y cubran sus cabezas con el tradicional sombrero mandarín, que les permite entrar en contacto con la milenaria China, pues hoy vamos a hacer un recorrido más allá del tiempo y del espacio.

Bajo mis pies, perciban la presencia del dragón dorado. Enorme ser del agua y del tiempo; enorme ser de magnífico poder de sanación, bondad y amor. Suban conmigo y colóquense a mi lado, sobre la cabeza de este animal. Sí, es inmensamente grande; todos cabemos sobre él. Será nuestro medio, nuestro nexo con China.

El primer punto al que nos vamos a dirigir es la Ciudad Prohibida, aquí en Beijing. Mientras nos acercamos a ella, recuerden que yo soy Kwan Yin, la madre misericordia, la madre compasión que escucha el sonido suplicante del mundo. Es este sonido el que nos va ir llevando por las súplicas del pueblo chino; en su clamor porque la luz se establezca definitivamente en esta tierra y particularmente en la conciencia de este lugar.

Estamos parados delante de la gran puerta de la Ciudad Prohibida. Mientras se abre, noten que en su mano derecha llevan una caña de bambú, de la pende una lámpara hecha de papel de arroz; dentro, fulgura la luz más intensa que ustedes puedan imaginar. Esa lámpara va a ir con ustedes, porque es el símbolo de la luz que están trayendo a este lugar.

Cruzamos el portal y andamos por un largo camino; cruzamos dos portales más y accedemos al Salón de la Suprema Armonía, el Taihe Dian, que guarda las memorias de las dinastías chinas, así como también de la naturaleza de este país, pues está hecho totalmente de madera y piedra, proveniente de distintas partes del país.

Aquí están los más inmensos seres de luz en el centro de este espacio, formando un círculo alrededor del trono central de las columnatas. En ese lugar, cada uno pone la intención de expandir su luz y amor asistido por nosotros los maestros, asistidos por mí, con toda la misericordia, con toda la compasión, irradiando mí luz en todo el interior de este salón, sanando todo registro guardado en él, trayendo toda esa energía a la armonía perfecta y divina, pues fue desde este espacio y su patio exterior desde donde se impartió el poder. Es aquí donde comienza la liberación de todo aquello que bajo el gobierno del ego llevó tanta tristeza, tanto sufrimiento y tanto dolor a esta nación.

Permitan que las emociones que van sintiendo, afloren. Dejen que salgan y sean tomadas con la exquisita luz que llena todo el recinto de este salón. Apoyen y abran la flor de loto sobre la que están parados. En una sola flama violeta, abarquen a todas y cada una de las almas que fueron juzgadas en este espacio, a cada uno de los seres que están pidiendo la liberación. Todos son alcanzados por esta bendita luz.

Respira profundo, Alexiis, porque es muy intenso el trabajo que estás haciendo. Sabe que estás acompañada y nada te puede pasar. Hay historias antiguas que cada uno de ustedes está liberando. Dense el permiso de abrazar con amor esas experiencias vitales que tuvieron aquí. Déjenlas partir, déjenlas ir.

Hay un coro de seres que inunda todo el salón; es el sonido divino que limpia el registro del aire, el registro del templo, el registro de todo en la Ciudad Prohibida. Cuando ningún alma quede ya, cuando todas hayan sido tomadas por la luz, llevadas por los seres a su camino de luz nuevamente, les pido que, escoltados por los maestros, se dirijan a las escalinatas de mármol blanco y miren el camino que nos trajo aquí. Miren los tres portales, y vean a vuestros pies, debajo de la escalinata, cómo el piso de mármol comienza a tomar una forma cada vez más intensa, en una vibración, con un sonido similar a un rugido. Noten que sobre una enorme bola de luz dorada se encuentra prado encima algo que podría ser estos leones chinos, custodios de este salón, de esta ciudad.

Acérquense a ellos, siendo muy concientes que están caminando y moviéndose siempre dentro de la flor de loto de luz violeta. Tómense del collar que ostenta este animal, y permitan que los lleve hacia el oeste de China, a la zona del Himalaya.

En lo que se conoce como Tíbet, descansen. Háganlo al pie de una de sus montañas, el Kailash. Nos recibe el leopardo de la nieve, quien camina junto a nosotros, guiándonos por un desfiladero, arriba en la montaña. En ese espacio, perciban que la ladera de la montaña se abre y hay allí un ser muy luminoso que los recibe. Tiene unos bigotes muy largos y finos; lleva con él un libro.

Sigan a este ser dentro de la montaña, quien detenta la sabiduría ancestral de la luz que una vez gobernó la China. Recorran los pasillos que se iluminan a vuestro paso. Recuerden que siempre están parados sobre el loto violeta.

Hay un templo, dentro de la montaña, es el lugar donde se guardan los registros de la sabiduría ancestral de esta tierra. Desde este espacio les pido que se ubiquen delante de este ser, vestido con un traje todo hecho en luz dorada.

Él, abre el libro, y en él, con distintos caracteres chinos, pongan atención en cómo se van escribiendo cada una de las páginas; como van apareciendo las columnas de caracteres que se imprimen en fuego. Este es el Libro del Conocimiento, que al estar abriéndose, ustedes, que están aquí presentes, van a abrirse a toda esa vibración, llevándola con ustedes. Se les entrega un rollo de papel de bambú donde se guardan todas estas vibraciones. Es un bambú muy fino. Lo llevan con ustedes.

Diríjanse fuera de la montaña y permitan que los guíe el guardián, el yeti, para bajar custodiados por este ser hasta la plaza central en Lhasa, la capital de Tíbet. Desplieguen allí cada uno el rollo que se le entregó. Pongan la intención para que esa vibración entre en la piedra, se embeba en el suelo y active al dragón que corre por las divinas venas que atraviesan toda la China. Dejen que ese dragón comience a correr por debajo de la superficie; acompáñenlo, pues se acaban de liberar todos los sellos. El dragón está activando todas las líneas de energía que alguna vez fueron desactivadas.

(En este instante suena el campanilleo, desorientándolos tanto a Alexiis como a Azton. Posteriormente, Alexiis reveló que fue una indicación que le dieron los Maestros para que bajara al submundo para hacer la limpieza ahí, ya que como Diosa Luz podía bajar, aunque evidentemente no estaba físicamente lo suficiente protegida ya que luego le costó salir de los fuertes temblores que sentía.)

Fluyan en ellos, acompañen el movimiento. Perciban cómo la tierra se va agrietando y dentro una enorme luz muy intensa de color blanco sale hacia arriba. Con ella escapa toda energía negativa, que al estar en contacto con este aire energizado, es inmediatamente tomada por un vórtice en el Cielo, y es llevada de regreso a la Fuente. Pongan solamente la intención, no hagan más que eso. La intención de que toda esta energía fluya a la Fuente, y dejen que el divino Creador y la divina Diosa se hagan cargo de ella.

Tomen mi mano y pongan la intención de ubicarse ahora al noreste de China, en la frontera con Mongolia. Ubíquense sobre una de las torretas de la muralla china. Es un espacio montañoso muy abrupto. Desde lo más alto, se observan ambos lados de la muralla.

Esta muralla, contrariamente a lo que se cree, no fue para proteger al reino de la invasión exterior, sino para evitar la huída desde el lado de China hacia afuera. Todo este muro –respiren profundo, bien profundo- las piedras de este muro contienen la vibración de sacrificio, de dolor, de división y separación, y ha llegado la hora de liberar esta energía sostenida aquí durante milenios, por lo que ahora, a ambos lados de la muralla, se han formado dos líneas de seres luminosos, integrando dos líneas ininterrumpidas de luz.

Los seres cantan en las distintas lenguas de las 56 etnias que conforman China. Sólo escuchen. Ustedes, sobre la torreta, pongan atención y actúen con todo el amor, con toda la luz, con toda la misericordia, con toda la compasión que hay en ustedes, para que todo este muro quede bañado en esa luz, en esa energía.

Pongan la intención para que toda energía de sufrimiento, de dolor, de separación sea liberada en este canto. Todos y cada uno de estos seres luminosos están transmutando toda esa energía. Y ahora ustedes ponen la intención de que toda alma atrapada en alguna energía relacionada con esta muralla, sea liberada.

Muchos ángeles llegan a elevar a estas energías, fluyendo, fluyendo, fluyendo.

Respiren profundo y den la intención para que el dragón dorado los conduzca a las nacientes del río Amarillo. Los dragones, en Chin ay el lejano oriente, son el símbolo del tiempo y de la lluvia, son el símbolo del agua, también. Así es que introdúzcanse con él dentro del agua terrosa amarillenta y corran con él. Corran río abajo. Atraviesen todas las represas que encuentren y marquen una estela de luz a vuestro paso.

A vuestros costados están saltando los delfines rosados de agua dulce. Están inundando de amor toda el agua de este espacio. A medida que avanzan, el contacto del lo violeta va transmutando toda energía que haya sido mal calificada, liberando toda energía ancestral y presente que sea negativa. Fluyan, fluyan, fluyan y liberen toda emoción que vayan sintiendo.

Muchísimos seres se asocian a este recorrido. El dragón va dejando una estela de luz muy intensa en el Amarillo. Quienes van abriendo el camino son los delfines que corren a gran velocidad, mientras el dragón va atravesando todo el río, hacia su desembocadura.

Permítanse sumergirse en las aguas y den la intención de que se libere toda, toda, toda energía que se haya estancado en algunos de esos espacios que a lo largo del tiempo fue oscureciendo sus aguas. Vuélvanlas a la luz y permitan –con vuestra intención- que todos los seres de la naturaleza que nos están acompañando, hagan ese trabajo. Ustedes solamente ponen la intención. Es la misericordia del corazón, es la compasión, la que inunda todo lo que es.

Salgan a la superficie del agua, y dejen que la flor de loto que los sostiene vaya girando, dejando tras de sí trazos y dibujos. Dejen que cada pétalo de esta divina flor, al entrar en contacto con el agua, comience a recibir del fondo del río y del fondo del mar, en su desembocadura, comienza trasmutar toda energía mal calificada. Adviertan cómo sus pétalos vibran en un violeta muy intenso. Percíbanse a sí mismos envueltos en una flama violeta que se expande, alcanzando toda la superficie de este país. Dejen que suceda y permitan que todo lo que deba ser transmutado, así sea.

Ahora nos ubicamos a mitad de camino entre Hong Kong y Shangai, en el sur de China. Delante de nosotros hay una niña. Está vestida de negro; no se le ve la cara. Representa a todas las niñas que fueron muertas por la desvalorización social de lo femenino. Pongan la intención de que el amor divino de vuestros corazones abrace a esa niña y vean cómo la luz comienza a surgir desde dentro de ella, transformando toda su energía. Permítanse liberar toda emoción y sentir todas las sensaciones que les transmiten. Envuélvanla en la misericordia, en la compasión, en el amor que ustedes son. Den la intención de que sea perdonada toda inconciencia que llevó a esta dolorosa acción. Yo soy Kwan Yin, escuchando la súplica de sonido del mundo, y aquí estoy, escuchando la súplica femenina. Todos los maestros aquí presentes estamos irradiando con luz la tarea que ustedes están realizando.

Perciban cómo la energía femenina despierta nuevamente en la conciencia de China; como se eleva y surge de las cenizas de esta niña, y se forma y viste en la más glamorosa energía de poder, fuerza, amor, misericordia, compasión y amor infinito del femenino. Permitan que toda esa energía se vuelque en una lluvia de amor en toda la conciencia de China, y en cada una de las conciencias individuales de cada uno de los habitantes de este país. En cada uno de sus habitantes del pasado, en cada uno de sus habitantes del presente y en cada uno de sus habitantes del futuro. Todo habitante de esta tierra es embebida en la conciencia femenina divina, ordenando esa energía en cada uno y en cada uno y en toda la conciencia de la nación.

Ahora pongan la intención de envolver con el amor divino, desde vuestro divino femenino, van a envolver a una monstruosidad creada por la conciencia china, llamada Nein, a la que todos temen; envuélvanla en amor. Nada les va a suceder a ustedes porque están muy protegidos. Nein está allí presente, envuelto totalmente en luz divina. Adviertan cómo el mismo pueblo chino comienza a irradiar toda su luz, todo su perdón a este egregor, el que vuelve a la Fuente en energía pura y divina.

Hay un estampido muy profundo en el aire. Es un gong que suena, repitiéndose en un eco interminable todo a lo largo, ancho y profundo de esta tierra china. Es el llamado a despertar de la conciencia divina en este pueblo. Esa conciencia existe, pero fue sojuzgada y encerrada; este gong la está liberando.

Adviertan que junto a ustedes hay un oso panda. Ese oso panda simboliza a la China contemporánea, la China actual. Perciban a ese animal con la verdadera luz que lo sostiene, y permitan que tanto el dragón como el oso se fundan en el Uno, en una energía que contiene a ambas energías. Perciban como el panda contiene al dragón y como el dragón contiene al panda, logrando la unificación del pasad y del presente.

Hay un ser que también se hace presente aquí y que tiene mucho que ver con el despertar del divino en la conciencia china. Es Confucio. Él es el símbolo de la acción ideal, del respeto, la compasión o empatía humana. La unidad del divino ser consciente. La filosofía que él impartió sigue presente, está. Hoy, mientras este gong continúa sonando, esta conciencia nuevamente despierta a la conciencia del pueblo chino.

Con él, también se encuentra otra energía, la de Lao Tze y el Tao. La energía del hacer lo mejor, de buscar la más alta conciencia. De vivir en armonía con la naturaleza a través del Tao o “El Modo”, que es la idea de una gran armonía cósmica, en el auto-refinamiento y la libertad.

Estas energías, la del Tao, la de Confucio y la mía, como budista, se fusionan en una, formando una flor que se abre en la misma tierra china y florece en todos los rincones de este país, abarcando hasta las mismas fronteras y más allá. Dejen que esas flores continúen abriéndose, porque son las flores del divino conocimiento, de la divina sabiduría que este pueblo alberga desde sus orígenes.

Ahora den la intención de ubicarse en la plaza de Tian’anmenn en Beijing, centro de los acontecimientos públicos de esta nación. Adviertan cómo la flor de loto en la que están parados se asienta sobre esta plaza. Su luz violeta se infunde en toda la plaza, en todo el suelo rocoso, en esa piedra que simboliza la estructura rígida que ha gobernado a esta nación. Permitan que la luz violeta lo transmute, que lo haga con toda aquella rigidez de conciencia de este pueblo, para que nuevamente se expanda y perciban cómo el suelo respira profundamente. Expandiéndose y contrayéndose; es el dragón quien está respirando. Esta plaza simboliza todo el territorio chino. Perciban esa energía amorosamente y respiren con ella, infundiendo en cada respiración la compasión, la misericordia, el amor y la luz.

Ahora tómense de mi mano, y de la mano de la infinidad de maestros aquí presentes. Todos los seres de luz, todos los trabajadores de la luz unidos en esta plaza. Desde este espacio den la intención que con la respiración de esta tierra se liberen todas aquellas almas que han estado hasta hoy atrapadas, de una u otra manera, por la inconciencia que ha gobernado este país. Todas las almas que se están liberando, todas, se ubican dentro de un círculo que se ha formado por Maestros, trabajadores de la luz y seres de luz.

Recíbanlas a todas, provienen de todo el país. Provienen de los mares, de los ríos, de las montañas de los desiertos, de las zonas anegadizas, de las ciudades, de las islas, de las altas montañas; todas. Estas almas representan todos los conflictos mal resueltos, la energía ancestral acumulada en esta tierra y en su conciencia. Es hora de que todos estos seres sigan su camino; ya han dado su servicio; honren su luz, bendíganlos y entréguenlos a los guardianes de la luz para que ellos los conduzcan en su siguiente camino evolutivo.

Perciban a cuantos niños, cuantas niñas, tantas almas jóvenes tan asustadas, tan perdidas en un espacio de mucha incomprensión; no se peguen a la emoción, simplemente déjenla partir. Bendigan a cada uno de los que se presentan ante ustedes, sin importar la jerarquía social que alguna vez representaron ellos. Dejen que salgan, son millones de almas que han sostenido un sufrimiento que hoy es liberado. Envuélvanlos en amor, misericordia y compasión. Recuerden que yo estoy aquí, asistiéndolos junto con los demás maestros.

Es tanta la cantidad de luz y de amor. Es tan maravilloso lo que está sucediendo. Toda la China se está liberando de toda su sufrimiento, de todo su dolor, de toda su rigidez. Perciban cómo la tierra respira más profundamente, a medida que todas estas almas parten hacia la luz. Sientan como si estuvieran parados sobre el pecho de la tierra, perciban como suben y bajan en su respiración. Perciban cómo la tierra va liberándose en suspiros profundos y en cada uno de esos suspiros, perciban como millones de almas son liberadas, abrazando la luz que viene a recogerlas. Con ellas pongan la intención que toda vida vegetal, animal, mineral, que también ha sido maltratada sea liberada, sanada, envuelta en amor. Bendigan y llenes de luz a todos esos seres, a todos ellos. Sí, van a ver también que hay seres de naciones galácticas que también están siendo liberados, porque se está sanando toda la historia de esta tierra desde sus comienzos, mucho antes de que se llamara China. Y hasta el día de hoy se sigue liberando.

Perciban como una suave brisa baña el rostro de ustedes. Es una brisa de un aroma muy exquisito; viene de las montañas, del oeste, del norte, del sur, del este y se encuentra aquí, en el centro. Esa brisa termina por llevar todo rastro de energía ancestral atascada que haya quedado. Déjense traspasar por la brisa, déjense también ser servidos por esta misericordia del Creador y la madre Divina, para que también se libere en ustedes toda energía atascada que ya es hora de liberar.

Permitan que los pétalos de vuestro loto se extiendan y los envuelvan en su capullo. Dejen que su luz violeta abarque totalmente el cuerpo de ustedes, sus emociones, sus pensamientos. Permítanse bañarse con esta luz. Cuando estén listos, dejen que esta luz permita que los pétalos se abran nuevamente. Percíbanse a ustedes mismos como los nuevos seres que son, más liviano, más liberados, más quienes realmente son. Respiren profundo.

Denme la mano y agradezcan a vuestro ser superior el haberlos acompañado y permitido esta tarea. Agradezcan también a todos los Maestros presentes, a los que conozcan y a los que no; a los que están junto a ustedes y a los que no perciben. Agradezcan vuestra presencia.

Vengan nuevamente conmigo, al cielo de Beijing, al Templo de la Misericordia y de la Compasión donde yo habito.

El dragón de luz dorada tiene algo para ofrecerles; cada uno reciba, dese el permiso, ponga la intención de poder recibir de él lo que tiene para ofrecerles, lo que desea compartir con ustedes. Perciban su honda gratitud por la tarea que han realizando.

Permítanse reír, liberen toda energía que puede haberles quedado; suéltense, déjenla salir. Siéntanse flojos, sueltos, porque la tares ha sido hecha.

Yo Kwan Yin, en nombre de la China y de todos los Maestros presentes, les doy mi gratitud por esta tarea que ofrecieron realizar y sepan que pueden volver a este templo cada vez que lo necesiten y lo pidan, pues yo estoy aquí, esperándolos. Yo soy Kwan Yin.

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