Alexiis, 30 de agosto de 2009
ALEXIIS: Buenas tardes, maestros. Son las 14:05 y suena el campanilleo; estoy aquí dispuesta a escuchar lo que me vengan a decir. Si eres un ser de la luz, manifiéstate.
Sí, Alexiis, soy de la luz; soy ALCE LIGERO. Hace mucho que no venía y quizás por eso no reconociste enseguida mi energía. No importa, mujer blanca, el contacto se establece tal como tiene que ser. Noto que estás cansada; trata de eleva tu vibración.
Sé que los últimos días han sido muy fuertes, y nosotros que estamos –casi como se diría- del otro lado del velo, tenemos que bajar un poco la cantidad de nuestras llamadas. Fue fortísimo por el trabajo que ustedes estaban dispuestos a hacer, digámoslo así. Todos nosotros reconocemos que era demasiado pedir de un grupo humano tan pequeño, con una buena voluntad a toda prueba, pero las energías que iban a encarar eran tan fuertes que no les hubiera sido posible obtener resultados satisfactorios como lo consiguieron en otro lado.
Nosotros, como ya dijimos, también tenemos que aprender; aprender a evaluar las situaciones a las cuales nosotros los impulsamos a ustedes, las que les hacemos vivir. Sabemos que ustedes –este grupito- están lleno de la voluntad de ayudar a la Madre Tierra, y de seguir en la propia evolución, y el entusiasmo de ustedes es evidentemente tal que, que se les ha exigido demasiado.
Ustedes cuatro no se pueden encargar solos de la limpieza de la Madre Tierra, es un imposible. Si todas las fuerzas celestiales y estelares hasta este momento no han sido capaces de hacerlo –lo que mucho tiene que ver con que hay una gran parte de humanidad dormida, incluso en esa zona que iban a trabajar- la mayoría ni siquiera es conciente de quienes son. A ustedes se les iba a presentar una muralla casi impenetrable, aparte de todo el cúmulo de energía negativa a que se iban a enfrentar.
Nosotros, los maestros y seres de luz, como nos quieran llamar, hemos tenido que reconocer que ni siquiera debemos permitir que ustedes hagan el intento. Sé que el primer trabajo que hicieron fue con su propia patria, muy bien, ahí realmente ustedes estaban a la altura de los eventos. Como tuvieron tanto éxito con eso, se les pidió la limpieza de África. Ahí fueron muy bien guiados y acompañados, porque la diosa Áfrika –al conocer todos los problemas existentes- tomó todas las medidas para que nadie de ustedes sufriera algún percance.
Con el siguiente trabajo de la China, también la diosa Kwan Yin hizo todo lo posible, pero ahí la protección debió ser mucho mayor y no se tomaron las medidas correspondientes, que luego sirvió como un alerta. Por eso ustedes recibieron tantas y tantas recomendaciones en cuanto al trabajo que iban a realizar con Rusia.
Ustedes saben que toda la energía del Arcángel Miguel, la de la Madre María, los iba a acompañar, pero aún así, y sus animales de poder, era demasiado para que lo encararan. Tenemos que decir que gracias a Dios ustedes se dieron cuenta que en el estado vital actual de ustedes no se pueden meter a hacer esas cosas.
Lamentablemente, hay partes del plano terrestre que están tan contaminados, tan llenas de negatividades y energías malignas, que si unos seres comunes como ustedes, por más evolucionados que estén, por más protegidos que estén, no iban a estar en condiciones de afrontarlos.
Yo vengo hoy en representación de todos los maestros de los pueblos indígenas, de toda la hueste celestial, para decirles nuevamente que ustedes han tenido el discernimiento de no encarar ese trabajo.
Sé, Alexiis, que personalmente te ha costado mucho el aceptar esto, aunque estabas físicamente mal, no se te hubiera ocurrido negarte a hacer un trabajo que los Maestros te habían encargado. Pero mi querida mujer blanca Alexiis, vos también tienes que comprender –y eso tus compañeros te lo hicieron notar- que tienes que cuidarte como ser humano que todavía eres; no debes permitirte, por el solo hecho de responsabilidad y de cumplimiento, arriesgar tu propio bienestar. Tus compañeros hicieron muy bien en advertirte todo, y como ellos fueron la mayoría cediste, dándote cuenta por el alivio que sentiste que ese trabajo no se iba a realizar, que ellos tenían razón, que debías ceder por más responsabilidad que tengas. Hay un límite. El límite está en el bienestar de tu cuerpo físico.
Hemos esperado toda esta mañana para que tengas tranquilidad, y te vamos a dejar tranquila de noche porque necesitamos que te recuperes plenamente tu estado positivo de enfoque y de gran trabajadora de la luz.
Los bendigo a ustedes cuatro, y a todos los humanos a lo largo del mundo, que de una forma u otra han tratado de participar en esta misión. Tal como se les dijo ayer, ustedes manden luz y amor al cosmos; el Creador lo recibe y lo manda ahí donde es necesario. Hay cosas que sobrepasan la capacidad y el poder humano y no hay forma de evadir esto. Por suerte han conseguido parar a tiempo, sin que nosotros tengamos que lamentar y sentirnos mal porque a ustedes les haya pasado algo.
Yo les mando toda mi luz, toda mi bendición y admiración por el coraje y la valentía que tienen. Yo soy ALCE LIGERO, el cacique Cherokee.
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