Alexiis, 5 de septiembre, 2009
Buenas noches amados Maestros, son las doce y media de la noche y estoy cerrando la computadora y repentinamente me aparece la idea de conectarme, me fijo en mis símbolos colgantes (un plato y una ballena) y están con mucho movimiento, así que, bueno, quedo esperando a ver si ustedes me están llamando o necesitando todavía para transmitir un mensaje antes de irme a dormir. Quedo esperando con todo amor.... Hay muchos nombres que me andan dando vuelta en la cabeza pero como he estado traduciendo y trabajando, no quiero confundir las cosas, voy a elevar más mi vibración..... Madre María, ¿eres tú?, en vos no había pensado, pero me aparece tu nombre, así que tengo que preguntar....
Sí mi hija Alexiis, soy yo, la MADRE MARÍA. Vengo a hablarte como tantas veces, del amor. Del amor que hace falta que la humanidad sienta, que sientan el uno por el otro.
El amor es la energía universal más potente que pueda existir, porque con el amor todo es posible. Me preguntarán, ¿cómo puede ser eso?, yo amo, pero no logro las cosas que quiero.
La primer pregunta que te hago hijo es, ¿te amas a tí?, ¿amas realmente?, ¿amas realmente a todo lo que te rodea, a tus compañeros y compañeras humanas, a los animales, a los vegetales, a la naturaleza, a la Madre Tierra?, ¿realmente los amas? ¿Cómo manifiestas ese amor?, porque de nada sirven las lindas palabras si no lo sientes realmente.
El amor es algo que hay que sentir, que proviene del corazón y que abarca a todo el ser, cada célula, cada átomo del cuerpo humano tiene que estar llena de amor, y cuando consigan eso, cuando consigan amar en esa forma, van a ser todo un ser de luz, porque el amor hacia afuera producirá una iluminación de su ser.
Es una señal, cuando ustedes ven que alguien brilla, ese ser seguro que sabe amar, se ama a si mismo y ama a los demás y tal como se ha mencionado tantas veces, tienen que amar a la Madre Tierra, tienen que amar a la naturaleza, a todo, absolutamente todo.
También ya se les ha dicho que los objetos aparentemente sólidos, sin movimiento visible al ojo físico humano, también tienen sentimientos, porque todos llevan la chispa divina dentro suyo y esa chispa divina responde al amor.
Entonces por qué será que algunos de ustedes le hablan a las cosas, las saludan, saludan a su computadora, saludan a su casa, ¿por qué será?, y porque saben que toda cosa, acá digo toda cosa, a la que le manifiestan su amor, su agradecimiento y le brindan su bendición, va a responder a ese saludo, va a responder a ese gesto de ustedes y lo va a retribuir con buen funcionamiento, con – digamos – irradiando a su vez el amor que se puede sentir en el ambiente.
Porque si ustedes entran en una casa, por ejemplo, en donde no existe el amor, ni el amor entre la familia, entre los ocupantes, es una casa ‘gris’, es una casa sin luz. Ustedes, si observan bien, lo van a poder ver. Aquel objeto, o cosa, o casa, o ambiente que no es amado, no puede reflejar luz.
Ahora lo principal y el inicio de todo es que primero tienen que amarse a si mismos, tienen que poder mirarse en el espejo y amar a cada parte suya, no importa que no tengan la figura de una modelo, no importa que tengan otro color de pelo del que quisieran tener, o quizás, quizás su cabello esté mostrando canas. No es ninguna vergüenza, es un signo de una adultez – digamos – aunque también hoy es cierto que hay jóvenes que tienen canas, pero no importa. Lo importante es quererlo.
Aún aquellas personas que se tiñen el cabello no lo hacen porque desprecian el color, sino porque se aman y se quieren ver más lindas. Cada uno tiene un concepto distinto de lo que es lindo. A mi por ejemplo, yo diría déjense lo más natural, sean lo más natural posibles, a mí no me gustan las personas que se llenan de pintura la cara, etc., pero no importa, si ellas así se sienten mejor y se sienten más lindas, hay que respetarlo.
Eso es lo importante, el respeto del uno hacia el otro, el no juzgar. Nunca se sabe qué es lo que hay realmente detrás de una actitud de otra persona. No lo pueden saber, muchas veces ni ellas mismas lo saben, pero no importa. A ustedes no les toca ni juzgar ni opinar, tienen que permitirle ser, tienen que permitirle vivir su vida como ella la considera conveniente.
Ahora, si por ejemplo ese ser viene a ustedes, que son los trabajadores de la luz, que son la humanidad más despierta, y les piden ayuda y les formulan preguntas, sí, entonces usen toda su luz, todo su amor, para tratar de compartir el conocimiento que ustedes tengan, para tratar de enseñarlos – no es la palabra adecuada – sino de compartir y hacerle ver lo que a ustedes les parece que es algo bueno para ser compartido, para ser empleado.
Hay tantas formas, tantas formas en las que pueden irradiar su luz y compartir su amor, tomen conciencia de eso hijos míos, hijos e hijas mías. Tomen conciencia que cada gesto, que cada sonrisa, que cada abrazo es importante, es importante en la vida humana y no solamente en la vida humana.
Ustedes saben, porque se lo hemos dicho, que muchos maestros vuelven al planeta Tierra, vuelven a tomar forma humana, porque justamente extrañan esa parte, extrañan el disfrutar, ser abrazados, compartir la alegría, el amor, la vida. La vida tiene que ser todo alegría, todo amor, sin ello es algo gris y eso es lo que hay que cambiar.
Cuanta más gente sea capaz de amarse y de irradiar su luz, tanto más pronto la Madre Tierra se sanará y avanzará junto con ustedes.
Yo los cubro con mi manto de amor y de luz y los bendigo y los amo profundamente. Yo Soy la MADRE MARÍA.
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