27 de abril, 2008
Por primera vez voy a escribir sabiendo que no lo puedo compartir con todos ustedes que a lo largo de los años han sido mis escuchas silenciosos.
Aunque muchos de ustedes lo saben, otros no, hace unos días mi servidor de correo me cortó la posibilidad de los envíos masivos de mensajes, los que me permitían compartir con todos ustedes lo que me parecía que valía la pena difundir.
A pesar de que esto se podría denominar un problema técnico, por otro lado significa otra cosa o piedra que se me pone en el camino para no poder cumplir con mi misión. Sé que no es la primera piedra, y me temo que no será la última. Hasta ahora siempre fueron ataques a mi cuerpo físico pero como estoy utilizando todo tipo imaginable de protecciones, esta vez fue así.
No es que solamente se presentó este problema con el servidor, sino que vino acompañado repentinamente por una cantidad de problemas con la computadora, que como siempre, no corresponden a ninguna lógica.
Comento todo esto casi diríamos como introducción a lo que realmente quiero mencionar. Normalmente ante una situación similar me hubiera enloquecido, pero ahora me dejo fluir, como el hermoso río de la imagen, que las aguas se cruzan y entrelazan en una forma preciosa y si empleamos un poco la imaginación podríamos escuchar el canto del agua, los pajaritos en los árboles, el susurro del viento en las hojas.
Todo esto que brinda paz y calma, para significar que ahora estoy tomando los eventos lo mejor que puedo, trato de no enloquecer para no dar lugar a ninguna situación que pueda afectar a mi salud e integridad. Sigo recibiendo por suerte canalizaciones y en general aprovecho para disfrutar del Ahora y apreciar todo lo bueno que tengo.
Simplemente hay que cambiar de enfoque y darnos cuenta que cada escalón que hay que superar es otro aprendizaje en el collar de los aprendizajes que vamos enhebrando vida tras vida. Hay que bendecir a cada uno de ello porque si realmente lo sabemos aprovechar, salimos enriquecidos del mismo.
Estoy convencida que en los próximos días mis ángeles, en cuyas manos he dejado el asunto, me van a encontrar una respuesta satisfactoria.
¿Saben algo? A lo largo de mi sendero he aprendido que cuando dejo los problemas que no puedo solucionar sola en las manos de los ángeles, ellos se ocupan de buscar la solución. Lo que sí tenemos que hacer es agradecer, agradecer, agradecer de antemano por toda la ayuda que nos brindan.
Les mando a cada uno un hermoso angelito para que los acompañe en su sendero.
Con cariño, Alexiis
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