Buenas tardes amados Maestros, son las tres y diez de la tarde. Como tantas veces estoy escribiendo y repentinamente siento una energía, que incluso en un momento pensé en si quería meterse algo negativo. Pero, con ayuda del péndulo averigüé que no, sino que tenía que conectarme con ustedes.Así que aquí estoy, con todo mi amor, con toda mi felicidad y cariño, esperándolos. . . ¿Madre María, eres tú?
Sí Alexiis, mi hija, soy yo. Sabes que vengo solamente en casos muy especiales y ahora he venido porque hemos percibido, hemos escuchado – se diría – tus pensamientos, todo lo que has volcado en ese pequeño escrito tuyo, de la felicidad que te está embargando, de que te sientes como si una pieza que te había faltado ha retornado a vos y que sientes felicidad y que quisieras cantar y quisieras bailar.
Ojalá lo podrías hacer, pero sé que en espíritu lo haces y eso es lo que me pone contenta.
Quiero decirte que sí, es real, en este momento has avanzado, no estás en tercera y por eso te sientes tan bien. Es muy importante, especialmente en tu caso, que trates de guardar y atesorar ese sentimiento, esa forma de ser, porque eso es lo que tienen que lograr todos ustedes.
Que vos tienes experiencia anterior en eso, es cierto, pero igualmente se te está haciendo difícil el camino para lograrlo. Pero en este momento lo has logrado. Estás plenamente con nosotros. Estamos todos acá felicitándote y aplaudiéndote por lo que has conseguido.
Has conseguido equilibrar tu ánimo, has conseguido dejar de lado las molestias del cuerpo físico de Anita, eres plenamente Alexiis en este momento, envuelta en tu luz, en tu amor, en tu alegría.
Vine para felicitarte hija. Ojalá que haya muchos y cada vez más momentos en que podamos estar así unidos de nuevo y también llegará, dentro de muy poco, el momento en el que nos volvamos a ver, como se dice.
Todos te abrazamos y te envolvemos y te mandamos energía y amor y con todo el amor de madre, yo soy la MADRE MARÍA.
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